1 de noviembre de 2008
El trabajo esclavo en Brasil
Parecíera que en Brasil no han pasado los siglos, pues aún persiste el trabajo esclavo, sobre todo en la zona noreste del país, donde se calcula hay entre 25000 y 85000 esclavos, la mayoría hombre de entre 25 y 40 años.
La expansión del cultivo de caña de azúcar, materia prima del etanol y uno de los motores de la economía brasileña, impone a los trabajadores un dura rutina, que ha cobrado la vida de varios cañeros, por exceso de trabajo.
Las personas son contratadas bajo promesas de altos salarios, hospedaje y comida, sin embargo, una vez contratados en su primera paga les cobran el transporte, alimento y las herramientas de labranza, contrayendo entonces un deuda con sus empleadores, deuda que nunca llegan a cubrir.
Según la investigación a cargo de la profesora de la Universidad de Sao Paulo, María Aparecida de Moraes, señala que en la búsqueda de mayor productividad obliga a los cañeros a cortar y apilar cerca de 15 toneladas de caña por día, lo que debido al esfuerzo físico necesario, reduce la vida útil del trabajador, que gana un promedio de 2.5 a tres reales (1.19 a 1.5 dólares) por tonelada cortada.
Se estima que para realizar su trabajo, que incluye el corte manual de caña a golpes de machete, el cortador camina entre ocho y nueve kilómetros por día, ya que además de cortarla hay que amontonarla para que sea recogida.
No sólo en las plantaciones de caña hay esclavos, pues la mayor parte de éstos los utilizan en las labores de deforestación en la amazonía profunda, lugares de acceso difícil donde es complicado para las autoridades detectar el trabajo esclavo.
El trabajo forzado, castigo físico, tortura y humillación es la trata que reciben miles de personas que buscan un empleo.
"La diferencia es que aquí no hay distinción de razas: hay negros, blancos, indígenas... El denominador común es que todos son pobres, muy podres".
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