17 de octubre de 2009

Guatemala: En medio de la pobreza y la inseguridad



Guatemala vive hoy una violencia imparable, cada día amanece con nuevos asesinatos de hombres, mujeres e incluso niños, aparecen en algunos casos torturados o mutilados.

Aún después del conflicto armado que sacudió al país, la violencia sigue estando presente. La situación económica y la gran deficiencia social, aunado al alto número de armas en circulación, ponen a Guatemala en una situación de emergencia nacional.

El problema no sólo radica en que existen números rojos, aproximadamente al año han sido asesinadas cinco mil personas, sino que el Estado no asume ninguna responsabilidad.

El crimen organizado, la delincuencia común, las maras o pandillas y los denominados “asesinatos políticos” están desangrando un país ya de por sí castigado por la acción del hombre. Y donde los sectores más vulnerables, como siempre, son sus principales víctimas, como demuestra el hecho de que Guatemala tiene uno de los índices más altos de asesinatos de menores y mujeres.

La aparición de cuerpos con un “tiro de gracia”, atados y en algunos casos decapitados y mutilados, evidencia la existencia de una “limpieza social” (mareros, prostitutas, niños de la calle...), según han denunciado las organizaciones sociales. Las investigaciones señalan que hay elementos de las Fuerzas de Seguridad involucrados en las muertes.

Dentro de la multiplicidad de causas, la impunidad es considerada una de las razones que más influyen en esta oleada.

La situación de inseguridad actual es muy compleja, no existe una razón única que explique los altos niveles de violencia imperantes.

Aún así, Guatemala presenta indicadores de violencia de los más altos de América Latina que superan al único país que continúa viviendo un conflicto armado interno en la región, Colombia.

El Triángulo Norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras y El Salvador) presentan niveles comparables de violencia homicida y problemáticas similares en cuanto a la seguridad.

Aunado a esto Guatemala vive uno de los niveles más altos en pobreza y pobreza extrema, el cual afecta a más del 50 por ciento de la población, que apenas sobrevive con US$2 diarios o menos.

La población indígena que representa el 60 por ciento de la población total, de este porcentaje el 74 por ciento de ellos es pobre y el 26 por ciento restante vive en pobreza extrema.
Pero esto no es nuevo, desde hace siglos hay sectores de la población que han padecido hambre y desnutrición crónica.


Lourdes García