19 de septiembre de 2009

La guerra como estrategia de control territorial



El Pentágono ha diseñado un esquema de control militar subregional, en el que operan no solo bases militares terrestres, sino también aéreas, ubicadas estratégicamente. No sólo para cercar a Venezuela, por ir en contra de los intereses estadounidenses, sino para tener un mayor control sobre todo el territorio subregional. Estamos hablando entonces, de un control militar en primera instancia, el cual, está basado en un política expansionista, no sólo vista desde lo territorial sino sobre el control de todos los recursos económicos y ambientales que existen en la región, como es el agua, el gas natural, el carbón, el petróleo, y una de las mayores reservas en cuanto biodiversidad en el mundo.

En América Latina se localiza el 14 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, y cerca del 6 por ciento de las reservas internacionales de gas natural, grandes reservas de carbón en Brasil, y abundantes recursos hidro-energéticos, calculados en más del 20 por ciento mundial.

Tan solo Venezuela cuenta con el 70 por ciento de las reservas de petróleo en toda América Latina, y también el 60 por ciento de las reservas de gas, además de Bolivia y Brasil.

Las bases militares en América Latina y el Caribe están en una red entrelazada que apoya objetivos estadounidenses para asegurar el acceso a mercados, controlar el flujo de narcóticos y obtener recursos naturales, especialmente petróleo.

Actualmente, operan trece bases militares en varios países, en el Mar Caribe, tienen la Base Naval de Guantánamo, situada en Santiago de Cuba. En Puerto Rico, se encuentra la Base de Vieques, que ocupaba cerca del 70% del territorio de la isla. En Aruba, se encuentra la Base Militar Reina Beartriz y Curazao, son conocidas como (FOL) Forward Operation Location, son bases pequeñas y sirven para monitoreo satelital y como apoyo para el control de vigilancia en el Mar Caribe.

En Panamá, anteriormente operaba el Comando del Sur, ahora localizado en Florida. Así como la Escuela de las Américas, que fue trasladada a Georgia, cambiando de nombre a “Instituto del Hemisferio Occidente para la Cooperación y Seguridad”. Sin embargo, la marina continúa operando un “campo exterior” de casi 200 mil millas cuadradas para practicar maniobras navales de alta tecnología. Los campos son usados por la marina y por contratistas militares para probar naves y sistemas de armas sofisticadas.

En la República de El Salvador se encuentra la Base Militar Comalapa, un puesto de Operaciones Avanzadas, utilizado para el monitoreo vía satélite de la región así como para apoyo a otras bases.

En la República de Honduras está la Base Solo Cano, en Palmerota. Es utilizada para la práctica de radar como estación, para proporcionar apoyo para entrenamiento y misiones en helicópteros que monitorean las aguas de la región.

En Costa Rica se encuentra la Base Militar Libérica, que funciona como centro de operaciones durante las negociaciones preliminares y confidenciales.

En Colombia, los norteamericanos cuentan con tres bases militares. La primera es la Base Militar de Arauca, proyectada para “combatir” el narcotráfico en Colombia, más que de hecho es utilizada como punto estratégico para el monitoreo de la zona petrolera, especialmente la de Venezuela.

Otra instalación es la Base Militar de Larandia, que sirve como base de helicópteros de los Estados Unidos. Pasa una pista de aterrizaje para bombardeos B-52, una capacidad operativa que ultrapasa el territorio colombiano y permite una cobertura para ataques en casi todo el sur del continente.

La tercera base en Colombia es la Base Militar de Tres Esquinas que sirve para operaciones terrestres, aéreas y fluviales, luego de ser transformado en un punto estratégico para ataques contra la guerrilla. Esta instalación receptora permanente de armamento, de logística y sirve para el entrenamiento de tropas de combate.

La República de Perú tiene dentro de su territorio dos bases militares norteamericanas: Iquitos y Nanay.

En la República de Paraguay se encuentra la Base Mariscal Estigarribia, desde mayo de 2005, cuando el gobierno de los Estados Unidos firmó un tratado con la administración paraguaya, para instalar la base militar en la ciudad de Mariscal Estigarribia, provincia de Boqueron, en el llamado Chaco Paraguayo.

Por otra parte, los Estados Unidos pretenden instalar en un futuro, siete bases adicionales, una en Alcantara en Brasil, otra en la zona del Chapare en Bolivia, otra más en Tolhuin, en la provincia de Tierra de Fuego, en Argentina y en la zona conocida como la triple frontera, localizada en la frontera entre Brasil, Argentina y Paraguay. Así como nuevas bases aéreas en Tolemaida, en Cundinamarca y Larandia, en Caquetá, Cartagena y Bahía Málaga, en el departamento de Valle Del Cauca, en Colombia.

Así, Estados Unidos se apronta sobre el territorio latinoamericano, como un paso decisivo para consolidar su estrategia geopolítica. Geográficamente, el control de la zona Puebla-Colombia, contiene tres canales potenciales, además de las condiciones óptimas para establecer un gran espacio de ensamble a nivel mundial. Además, geográficamente, Colombia es el punto estratégico de enlace con el norte del continente, pues tiene acceso a dos mares, cinco fronteras y un gobierno servil.

Lourdes García

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